Mindfulness ¿realmente funciona? ¿por qué todo el mundo habla de ello?
Estas son las preguntas que me hacía hace tiempo sobre el mindfulness…
Durante muchos años he leído en los libros de psicología, en artículos y en estudios científicos, los beneficios que tiene el mindfulness y la importancia de incluirlo en la terapia individual y familiar.
Siempre tuve la curiosidad de vivir en mi propia piel esos beneficios que se comentan en los libros, así que tracé un plan para ello.
En el año 2014 me fui a vivir a Madrid. Mi objetivo allí era estudiar y formarme lo mejor posible en las mejores Universidades y en el Colegio de Psicólogos para aplicarlo con mi alumnado en el aula y con los docentes y familias en las formaciones y consultas.
¿Y cuál fue mi sorpresa? en la Universidad Complutense de Madrid se iba a impartir el Programa MBDR de 8 semanas de duración para reducir el estrés con mindfulness.
Creo que fue casualidad, pero me lo tomé como un reto personal y una oportunidad de cumplir ese objetivo que tenía en mente desde hacía años.
Así que fui el primer día con mi cuaderno y con toda mi ilusión para entrar en el mundo del mindfulness.
En la primera sesión nos comentaron que teníamos que ir rellenando cada día un “Cuaderno de Bitácoras” en el que responderíamos diferentes preguntas y comenzaríamos a registrar mejorías físicas y psicológicas que fuéramos experimentando.
Esa forma de comenzar a trabajar el mindfulness me encantó, ya que adoro ir verificando y evaluando el resultado de cada estratégica, técnica o herramienta que utilizo, para dar fe de que funciona y así poder implementarlo en el aula, en mi familia y en las personas que necesitan ayuda y acuden a mi persona.
Mindfulness se traduce en español como “conciencia plena”, vivir aquí y ahora, pero ¿realmente eso qué significa?
Cada día, desde que nuestro despertador suena, nuestra mente comienza a pensar en mil cosas a la vez:
– ¡Qué mala gana de ir a trabajar!
– ¡Uf qué frío hace!
– ¡Dios mío que no he planchado la ropa que me voy a poner!
– ¡Seguro que llego tarde hoy!
– A ver qué me dice el jefe esta tarde…
En cuestión de minutos saltamos de un pensamiento a otro.
Como saltan los monos de rama en rama y si te paras un momento y analizas qué es lo que estás pensando. No podrías saber cómo llegaste a pensar lo que estás pensando en ese mismo instante.
¿Alguna vez has notado que por la tarde te duele la cabeza? ¿estás cansado? ¿te enfadas por cualquier cosa muy rápido?
Estar todo el día pensando y pensando hace que te sobrecargues y “vivas en automático”.
“Estar en piloto automático es cuando haces las cosas por inercia, pero sin disfrutar del momento.
Por ejemplo, cuando llegas a tu casa después del trabajo y has estado todo el camino pensando lo que tienes que hacer y has llegado por el camino de siempre automáticamente, sin prestar atención ni a los olores, ni al tacto del volante, ni a lo que sucede al tu alrededor…
En resumen, eso es “vivir con el piloto automático”.
En la formación sobre el mindfulness, el experto fue explicando la teoría, los estudios científicos en los que se basa la atención plena y las formas diferentes de realizarlo a diario.
Me pareció muy interesante saber que hay dos formas de practicar el mindfulness, de forma formal e informal.
La práctica formal es cuando te sientas específicamente durante un tiempo determinado y sentado de forma específica preparado para hacer mindfulness.
Me viene a la mente la foto típica de una persona meditando, pero he de ser sincera y decir que no lo hacía a diario, porque me costaba muchísimo buscar el tiempo para ello.
Saber que diariamente sentarte a hacer mindfulness cuesta bastante porque no tenemos esa rutina.
Y la práctica informal es cuando aplicas la atención plena en tu día a día… cuando haces la cama, cuando caminas, cuando conduces, cuando comes…
Esta práctica fue la que verdaderamente me enamoró y he conseguido hacerla a diario.
La cuestión es que me propuse a practicar todo lo que aprendíamos cada día y hacía los ejercicios diarios que nos proponía el profesor y efectivamente, el mindfulness funciona pero de una manera impensable para mí.
De repente me encontré escribiendo en mi cuaderno de Bitácoras las mejorías:
- podía dormir mejor
- dejé de darle vueltas a un pensamiento o a una preocupación
- empecé a reducir muchísimo el estrés
- era capaz de responder con tranquilidad en los momentos en que anteriormente reaccionaría de forma brusca por el estrés
- la ansiedad generalizada que tenía comenzó a desaparecer
- mis ojos volvieron a ser blanquitos, ya que llevaba meses con los ojos rojos continuamente
- los dolores de cabeza me empezaron a disminuir considerablemente.
El mindfulness era totalmente desconocido para mí y quise dar una oportunidad al proceso y efectivamente. Funciona y lo recomiendo al cien por cien.
Después de mi experiencia, comencé a leer más y más libros sobre ello.
Hice diferentes formaciones, aplicaba la atención plena de forma informal a diario mientras caminaba, comía, hacía deporte… y reservaba media horita al día para hacerlo formalmente.
También debo decir que comencé a recomendarlo a todas mis amigas y amigos y familiares y cuando hablaba con un paciente siempre pensaba… el mindfulness cuánto le ayudaría.
Debo decir que me supuso todo esto una transformación en la mirada y en mi forma de ver la vida.
Ahora saboreo cada instante, huelo cada partícula, siento cada momento del día y sé que no estoy viviendo en automático. Estoy viviendo el aquí y el ahora de forma plena.
En mi curso “Educar a tus hijos en Positivo” quise incluir como regalo un “Maletín de emergencias” para los momentos más complicados de la crianza y por supuesto incluí algunas sesiones de mindfulness.
Pero estoy preparando un curso íntegro sobre mindfulness para aplicarlo en casa y en la escuela con niños, considero que hacer mindfulness ayuda a reducir el estrés, los dolores crónicos, elimina la ansiedad, ayuda a prevenir las reacciones agresivas y por supuesto los problemas de convivencia y el acoso escolar.
“Más mindfulness y gestión emocional y menos estrés y menos problemas de convivencia y de acoso escolar”. Este es mi siguiente objetivo.